Mientras Crecemos Otro blog de un papá

Aqui estamos.

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Aquí estamos.

Es sábado por la mañana. Corres, con tus dos añitos, por la biblioteca. Tienes la casa de muñecas abierta, la moto en medio de la sala, y has repartido varios libros entre tu mesita y la nuestra. Corres de un lado a otro con una rebeca granate en la cabeza, sobre tu corta melena rubia llena de tirabuzones. Yo leo un libro muy complicado sobre psicología infantil, de un tal Jean Piaget, pienso que me está costando demasiado entenderlo y probablemente lo acabe abandonando. Te detienes frente a mi y te ríes. La rebeca te cubre los ojos y tienes que levantar la cabeza para poder mirarme, y eso te hace muchísima gracia, te ríes a carcajadas. Y sigues corriendo. Y sigues riendo.

En esa risa, amplia y tierna, se refleja mi sonrisa. Sobre esa risa, pienso, construiremos el futuro. Y ese futuro, hija, se ve inmenso desde este lado del libro.

Se ve inminente, rebosa dudas aún sobre quien eres, sobre como piensas y funcionas. Leo y leo y sigo sin entender, y entiendo a la vez que lo que me hace conocerte es cada minuto que paso contigo. También se ve lejano, como un paisaje nuevo desde una cima, lleno de lugares donde llegaremos y que aun desconocemos, algunos de ellos parecen maravillosos, otros, difusos u oscuros, me asustan. Y más allá de donde llega la vista desde este lado del libro, más allá de esa risa bajo esa pequeña rebeca y de todo lo que puedo imaginar hoy, están todos los futuros posibles, de los cuales solo tenemos mapas y rumores de otra gente, que ya ha estado en algunos de ellos.

Aquí estamos, yo leyendo un libro que no entiendo, y tu partiéndote de risa porque llevas una rebeca en la cabeza.

Pienso de nuevo. Esta vez pienso en tu madre, pienso que estará a punto de llegar del trabajo y me alegro muchísimo de que este con nosotros, de que sea tuya, de saber que cuando pienses en una mujer, ahora y siempre, pensarás en ella; de saber que es ella quien nos va a acompañar en este camino. Porque entre los dos convertimos el miedo y el cansancio en una ilusión gigante por todo lo que ha de venir.  

Y empiezo a entender lo afortunados que somos, porque tu estas ahí, corriendo y riendo, tan sana y vital como puede estar una Pequerrecha de casi dos años. Porque en estos dos años nunca se ha levantado la voz en casa. Porque ningún desanimo ha podido hacernos muesca, nunca; porque cuando te enfadas nos abrazas y siempre eliges libros antes que juguetes. Porque tu madre y yo empezamos cada día con un beso. Porque nos queremos infinito, los tres.

Sospecho, pequeña, que somos el mejor equipo posible para emprender este viaje.

Y aquí estamos, sonrío de nuevo detrás de este libro. Se que las cartas no pueden ser mejores, y a pesar de eso, tengo miedo de no estar a la altura.

Sobre el autor

Pablo Carrillo

Piloto de la Alianza Rebelde, padre de familia, posadero en Bree, programador, y en ocasiones, Batman.

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